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Los estilos de apego y cómo influyen en nuestras relaciones de pareja

El entorno afectivo en el que crecemos influye en el desarrollo de ciertas características de nuestra personalidad. Y, como consecuencia, los estilos de apego determinan cómo nos relacionamos con los demás. En concreto, el apego influye en la manera en la que establecemos las relaciones de pareja. Si hasta ahora te preguntabas por qué tienes tan mala suerte cuando te emparejas, quizá sea el momento de buscar otro tipo de explicaciones, algo más racionales. Este es un buen punto de partida.

 

Distintos estilos de apego que determinan diferentes formas de amar

 

¿Qué es el apego? Es interesante comenzar recordando que es la expresión que usamos en Psicología para explicar el vínculo afectivo que se establece entre el bebé y las personas que lo cuidan, habitualmente su madre y su padre, sobre todo en el primer año de vida. Estas figura de apego proporcionan seguridad y estabilidad y son las personas que más influencia tienen en el proceso de socialización del individuo.

 

Pero, existen distintos estilos de apego y, como consecuencia, distintas formas de entender las relaciones de pareja cuando se llega a la edad de adulto. Estos son los tipos de apego y sus consecuencias al establecer vínculos de pareja.

 

1. El apego seguro y la estabilidad emocional

 

Hablamos de apego seguro cuando un niño o niña se ha sentido cuidado, protegido y querido de manera estable en su infancia. Sus padres o cuidadores han atendido sus necesidades físicas y emocionales, y le han ayudado en su proceso de validación de sus emociones de forma progresiva.

 

Haber tenido un apego seguro no exime de tener problemas de pareja, porque hay otros factores que afectan a la convivencia. Sin embargo, si creciste en este tipo de entorno afectivo, tienes más herramientas para manejar tus emociones, para sentir empatía y para desarrollar relaciones saludables.

 

2. Estilos de apego ansiosos que desembocan en relaciones inconsistentes

 

Hay progenitores que se desviven por cubrir las necesidades de sus bebés. Pero, se equivocan en lo que se refiere a la validación de las emociones, porque rectifican al menor respecto a sus sentimientos. “No tienes motivos para estar triste”, o “Deja de llorar que no es para tanto”, son frases habituales en este tipo de apego.

 

Con estas restricciones sentimentales, se genera una inseguridad y una baja autoestima que puede provocar una dependencia emocional muy dañina para las relaciones de pareja. Estas personas necesitan la aprobación constante de su compañero, porque sienten que no se merecen ese amor y viven angustiados ante la idea de que lles dejen abandonados. También, es el caldo de cultivo perfecto para los celos y las relaciones asfixiantes.

 

3. Apego evitativo y relaciones “huidizas”

 

Existen padres que no se ocupan de cubrir las necesidades de sus hijos. Cuidado, porque no se trata de que falta de interés. Los cuidados físicos suelen estar bien atendidos, pero hay una carencia en el plano emocional, generalmente porque se ven superados por la situación. Su propia inseguridad les lleva a un bloqueo emocional, la relación con sus hijos les provoca un estado de ansiedad que resuelven distanciándose del pequeño, mostrando frialdad.

 

Esos niños aprenden pronto a ser autónomos por necesidad. De ahí que suelan ser personas muy independientes cuando son adultos y muy resolutivas, incluso con éxito en su vida profesional. Pero, son incapaces de establecer relaciones personales. Se sienten incómodos y huyen del compromiso. Lo más habitual es que encadenen un fracaso sentimental tras otro.

 

4. La dura realidad del apego desorganizado

 

Y, finalmente, nos enfrentamos al caso más preocupante de apego, aquel en el que no se atienden al niño, ni en sus necesidades más elementales, ni en las afectivas. En este grupo, por desgracia, se encuentran los supuestos más graves relacionados con abusos y violencia infantil.

 

Evidentemente, estos pequeños crecen sintiendo abandono y miedo. Ese temor a ser herido crea adultos con dificultades para entender sus sentimientos y, lo que es más delicado, sin capacidad para respetar a los demás. Pueden, incluso, adoptar posturas agresivas como una medida preventiva para no sufrir. Lo más frecuente es que rompan las relaciones rápidamente, en las escasas ocasiones en las que se abren a intimar con alguien.

 

Los estilos de apego en los que nos educamos influyen directamente en nuestras relaciones de pareja. Pero, nada en lo que se refiere a la mente y el comportamiento humano es definitivo. ¡Siempre podemos modificarlo! En Pensaments tenemos un completo equipo de atención psicológica que puede ayudarte a reorientar tu forma de vivir en pareja. Estamos a tu lado, cada vez que nos necesites.