Pensamientos no deseados: ¿Qué hago con ellos?

Si nos fijamos, estamos pensando la mayor parte del tiempo. Algunas veces de forma casi inconsciente y otras, en cambio, atrayendo esos pensamientos que realmente deseamos tener. 

 

Los pensamientos fluyen y en algunas ocasiones pueden aparecer pensamientos no deseados que nos duelen y nos perjudican. La tendencia natural cuando aparece un pensamiento no deseado es intentar eliminarlo de nuestra mente: luchamos para que desaparezca, nos duele y queremos borrar esa idea concreta de nuestra cabeza.

 

 

 

Sin embargo, cuando intentamos suprimir esos pensamientos automáticos, el efecto que surge es totalmente el contrario: se hacen más fuertes y no desaparecen. 

Podemos decir que la dificultad que tenemos para dejar de pensar en eso que nos perturba es muy elevada y genera malestar.

 

Nuestro estado de ánimo suele verse afectado, además de interferir en nuestro día a día de forma negativa. ¿Qué podemos hacer con esos pensamientos automáticos negativos? ¿Por qué razón es contraproducente bloquear esas ideas que nos duelen? 

 

Intentar no pensar en algo hace que, de forma paradójica, lo situemos en el centro de nuestro pensamiento. En primer lugar, debemos saber que muchas veces la solución no es intentar no tener pensamientos negativos, sino más bien aprender a vivir con ellos. Esto no quiere decir que los pensamientos que nos duelen sean perpetuos, o que con el paso del tiempo no tiendan a desaparecer. 

 

Lo que se pretende explicar es que todas las personas pensamos en cosas que nos generan malestar, además de no tener sentido o ser totalmente irracionales: la diferencia entre una persona y otra, se centra en el efecto que tienen esos pensamientos en nuestro estado de ánimo. 

Todos tenemos pensamientos negativos, pero no a todos nos afectan igual: se puede aprender a relativizar la aparición de esos pensamientos y llegar a no sufrir por ellos. El simple hecho de que ya no nos hagan daño hará que sean menos frecuentes (y en consecuencia, menos molestos).

 

En psicología tenemos estrategias e indicaciones adecuadas para poder abordar ese problema y reducir el malestar que suponen los pensamientos involuntarios, por lo que es importante saber en qué punto nos encontramos y pedir ayuda profesional cuando sea necesario.