¿Por qué no puedo llorar?

Todavía quedan personas que sienten vergüenza y la necesidad de justificar sus lágrimas. Y, sin embargo, el llanto es un mecanismo natural de alivio que sirve para liberar tensiones. De ahí que los psicólogos no nos sorprendamos cuando alguien nos pregunta ¿por qué no puedo llorar? Ese bloqueo emocional puede llegar a ser muy frustrante, por eso es momento de intentar entender que se esconde detrás y cómo se puede superar.

 

¿Debo preocuparme porque no puedo llorar?

 

Antes de profundizar en las causas de la incapacidad de llorar y de proponerte estrategias para cambiar esa realidad, no está de más ayudarte a rebajar la ansiedad que estás viviendo. Sabemos por experiencia lo difícil que suele resultar verbalizar la frase “no puedo llorar”. Es la punta del iceberg del conflicto interior que estás viviendo y dar ese primer paso de reconocerlo, ya es un gran avance.

 

Ante todo, hay que poner la situación en su justa medida. Como en casi todo lo que atañe al ser humano, no hay baremos rígidos, ni una manera exacta de medir cuándo se llora de más o de menos. Hay personas muy sensibles, muy emotivas o, simplemente, muy espontáneas que lloran con facilidad y frecuencia. Eso no es ni bueno, ni malo. En el extremo opuesto están quienes solo sienten esa necesidad de desahogo a través del llanto en circunstancias muy concretas y excepcionales. Bien, es igual de “normal”.

 

El problema se produce cuando quieres llorar y no puedes. Tú mismo has marcado la diferencia. Cuando dices no puedo llorar, estás usando una expresión que lleva implícito ese deseo de llorar y la impotencia al no hacerlo. Esta incapacidad de dar rienda suelta a una necesidad es lo que te genera frustración y sufrimiento. Por tanto, aquí si se recomienda actuar.

 

Causas que te impiden llorar

 

Ahora que ya sabes lo que te ocurre, es probable que te plantees la duda de por qué has llegado a esta situación, qué te impide llorar cuando lo necesitas. La causa más habitual es que estés viviendo lo que en Psicología denominamos bloqueo emocional. Normalmente, es consecuencia de una acumulación de emociones. Tu mente se siente tan saturada que activa una especie de adormecimiento emocional, un mecanismo para desconectar y dejar de sufrir.

 

Dentro de esta explicación genérica, también hay que señalar que hay ciertas características o personalidades con mayor propensión a que les suceda este bloqueo. Estos son los principales condicionantes:

 

  • Mentes excesivamente racionales. El autocontrol extremo puede conducir a una dificultad para acceder a las emociones y, como una de las secuelas, no permitir el llanto como vía de desahogo.
  • Una educación sin apego seguro. Los niños a los que no se ha enseñado a gestionar sus emociones desde el principio y progresivamente muestran dificultad para llorar, entre otras restricciones emocionales.
  • Los traumas. Una de las secuelas más comunes de haber experimentado una experiencia traumática es el bloqueo emocional.
  • Falta de conciencia. Hay ocasiones en las que ese no puedo llorar es consecuencia de una ausencia de consciencia sobre lo que nos está pasando. Es un rasgo asociado a la incapacidad de autorreflexión, la inmadurez o a la persistencia de un sufrimiento interior muy agudo.
  • El condicionante social. Existen entornos sociales en los que está mal visto el llanto, que se asocia a debilidad de carácter. Por desgracia, esta es una secuela aún muy extendida de la educación sexista, en este caso, son los hombres los que más sufren esta discriminación.

 

Cómo aprender a llorar

 

Afortunadamente, existen fórmulas para devolverte la capacidad de llorar cuando lo necesites. Dependiendo del origen de tu bloqueo, será más eficiente seguir una estrategia u otras. Sin embargo, inicialmente estos consejos te pueden ayudar:

 

  • Exponte a un exceso de emociones. Ponerte a ver uno de esos dramones de película que a nadie dejan indiferente o escuchar música que te conmueva suelen ser un buen estímulo para que se salten las lágrimas.
  • Sé consciente de tu bloqueo. Generalmente, la incapacidad para llorar suele ir acompañada de una tensión muscular y otras señales físicas. Puedes cerrar los ojos e intentar concentrarte en la respiración profunda u otra técnica de relajación para desbloquearte.
  • Busca un refugio en el que te sientas seguro. A menudo es más fácil reencontrarte con el llanto si estás en soledad.
  • Aprende a identificar y a aceptar tus emociones. Si no entiendes qué sientes o te da miedo afrontar ciertas emociones, es más probable que te bloquees. Recuerda que no hay emociones buenas o malas y que son una herramienta imprescindible para desarrollarnos como personas.

 

Cuando no puedo llorar y siento que lo necesito, es probable que exista una motivación más profunda que me bloquea. Este es un buen planteamiento para tomar conciencia de tu problema y poder superarlo. También puedes contar con el apoyo y orientación de nuestros especialistas en atención psicológica, si te sientes superado.