Cómo dejar de sentir odio

Sin duda, es el sentimiento más negativo y contraproducente de los que experimentamos los seres humanos. Sentir odio solo nos aporta malestar físico y emocional, dificulta nuestras relaciones y nos hace mucho más vulnerables. Además, el odio tiene repercusiones sociales, porque podemos contagiar a nuestro entorno y crear situaciones muy injustas. Odiar es malo para tu salud y para tu desarrollo, así que te invitamos a sacar el rencor de tu vida. ¡Serás más feliz!

 

Excusas para odiar

 

Sí, no nos hemos equivocado con el encabezamiento. Elegimos el término “excusas” con toda la intención, porque no hay razones que justifiquen el odio. Una cosa es el enfado, incluso, los ataques de ira, que como sabemos es una de las emociones básicas. Claro que podemos sentirnos mal y rebelarnos cuando pensamos que se nos ha maltratado o hecho daño adrede. Pero dar el salto cualitativo, desde el disgusto hasta el odio, es traspasar una línea roja, lanzarte a un espacio estéril y peligroso que no admite argumentos.

 

Sin embargo, es habitual que haya detonantes comunes tras la aparición del sentimiento de odio. Entre los más frecuentes:

 

  • Una percepción continuada de que alguien intenta hacerte daño de manera consciente e intencionada.
  • La envidia y la inseguridad pueden conducirnos a sentir odio hacia personas que tienen aquello de lo que nosotros carecemos.
  • Como consecuencia de una ruptura sentimental, bien con la pareja o con el círculo de amistades o familiar.
  • Sentir odio es más común entre personas que han sufrido humillaciones, entre víctimas de agresiones y malos tratos.
  • Un sentimiento de superioridad que lleva a emitir juicios de valor sobre el comportamiento de otros.
  • El miedo es también percusor habitual del odio.

 

Consejos para dejar de sentir odio

 

El odio es peligroso para tu salud (y no es una frase hecha), mientras suele ser inocuo para la persona que te hace sentir odio. Es como si tú te tomases un veneno con la idea de hacer daño a otro, ¿tiene sentido? A ti, te genera tensión muscular, taquicardia, problemas gastrointestinales e, incluso, hipertensión. Y, a nivel emocional, impotencia, inseguridad y ansiedad, entre otros problemas.

 

Si hasta ahora no te habías planteado dejar de sentir odio, hazlo, aunque solo sea desde una perspectiva egoísta, pensando en los beneficios que te va a suponer eliminar el odio de tu vida. Te hace malgastar demasiada energía. Puedes guiarte por estas pautas y recomendaciones para conseguirlo:

 

1. Enfréntate a la causa de tu odio

 

A menudo, el origen no está en la persona o situación que te hace sentir odio, sino que existe una causa más profunda que genera tu disgusto. Puede que haya ocurrido algo que dañó alguno de tus valores y despertó en ti esa sensación de injusticia.

 

2. Acepta tus sentimientos

 

No es agradable reconocer que se siente odio, ni siquiera ante uno mismo. Pero, es imprescindible que abandones esa actitud de negación. Cuidado porque eso no debería llevarte hacia un sentimiento de culpabilidad. Aceptar es tomar conciencia, con naturalidad, de que has cometido un error, algo que es absolutamente normal.

 

3. Perdónate

 

Como hemos dicho antes, la persona que más sufre al sentir odio eres tú. Es el momento de que gestiones esas emociones y avances en tu autoestima. Tienes que quererte y admirar aquellas cualidades que te hacen ser tú mismo. Te has sentido frustrado y, probablemente, has sobreactuado en tu respuesta. Pero, no puedes quedarte anclado en esa espiral de reproches. Pedir perdón a la persona objeto de tu odio es un buen paso, pero no servirá de nada si no te perdonas a ti mismo.

 

4. Asume que existe la imperfección

 

Aunque parezca una obviedad, no está de más que recuerdes que la imperfección forma parte de nuestra realidad. Son imperfectas las personas, las instituciones, tú mismo… Es una manera de ajustar tus expectativas, de reconsiderar qué necesitas y qué es lo que realmente puedes conseguir.

 

5. Menos juicios de valor y más empatía

 

Una vez que has aceptado que convivimos con la imperfección, juzgar los errores propios y ajenos deja de tener sentido. Es mucho más productivo tener una actitud proactiva, comprensiva y empática.

 

Sentir odio es entrar en un callejón sin salida, un círculo de malestar emocional del que es difícil salir. Además, es demasiado fácil contagiar a otros de ese mismo sentimiento de animadversión, lo que potencia el riesgo de que resulte dañino. No dudes en poner freno a una emoción que no te aporta nada positivo. En estos casos, más que nunca, el apoyo de nuestro equipo de psicólogos puede ser decisivo para que des ese giro necesario a tu vida.